El personaje no sólo le exigió meterse de pies y cabeza a un gimnasio - a pesar de que odia hacer ejercicios -, sino que además la llevó a pasar toda una noche esposada, preguntándose desesperadamente cómo haría un malandro para zafarse de aquella incomodidad.

Sin embargo, considera que hasta el momento cada sacrificio hecho por La Vikinga de Amantes de Luna Llena ha valido la pena. Señala que le toca compartir con Pablo Martín la unión de dos policías que intentan mantener su relación al margen de la profesión en sí.

"Yo estoy enamoradísima de este personaje," dice Fabiola. "Es un reto gigante que tengo ahora entre manos. Agradezco mucho que Padrón (Leonardo, el guionista) haya confiado en mí. Entrar a este elenco ha sido una fortuna, un paso realmente importante en mi carrera".

El personaje en realidad se llama María Celeste y es una mujer muy noble, cándida, de buenos sentimientos y hasta dulce como ser humano. Pero también la llaman La Vikinga porque en esa faceta es fuerte y fiera.

"No quiero caer en el cliché de la policía dura, que se vaya al punto de que se le catalogue como lesbiana", interpone Fabiola. "Es una mujer en todo el sentido de la palabra, con dos años de matrimonio y todas las necesidades que puede tener cualquier persona".

Admite sin embargo que el personaje no deja de ser un riesgo, sobre todo en un medio donde se exige la belleza. La Vikinga sale sin maquillaje, totalmente desarreglada, en shorts y franelillas, o sea, sin 'armaduras'.

"Ojalá que gane la naturalidad," enfatiza Fabiola. "Mi carrera la quiero llevar por ahí, mostrar cosas bien genuinas, bien auténticas. Me toca entrenar el ego, decirme 'ahí estoy, sin maquillaje, sin tapar las ojeras ni las pequitas; esa soy yo'. El reto es más grande, tengo que ponerle más corazón para actoralmente dejar el alma en cada escena, para enamorarlos ya profesionalmente y no con el físico".

Y el reto se agranda más aún, ya que se ve rodeada de las actrices mas bellas de Venezuela, entre cuales figuran Ruddy Rodríguez, Astrid Carolina Herrera, Gaby Espino, Nohely Arteaga, Rosalinda Serfaty y Ana Karina Manco.

Miedo al físico y sacrificios corporales

Fabiola admite que su miedo con el físico comenzó a la misma vez que finalizó el concurso Miss Venezuela.

"Es difícil digerir que estás en un concurso en el que te hacen sentir la más bella, para luego darte cuenta de que no quedaste de nada", lamenta. "Uno empieza a pensar que no es tan bonita como creía. Pasé por una etapa de bulimia, era como una rebeldía contra el sistema y contra el medio. Estuve luego escondida, porque simplemente tenía sobrepeso y los kilitos no funcionan en la televisión. Afortunadamente empecé a asumir un proceso de aceptación, no con el objetivo de gustarle a nadie, sino a mí misma. Ahorita más bien me gusta que hayan muchas mujeres bonitas en la producción, porque se puede notar más el contraste de lo desarreglada de La Vikinga. Si ustedes de verdad sienten lo que yo siento cuando leo los libretos, ese será el mayor triunfo".

Aunque dice ser "alérgica a los gimnasios", mantiene una disciplina física. "Me encanta hacer ejercicio pero en contacto con la naturaleza", dice. "Bailar me encanta; hice gimnasia rítmica durante ocho años. La cosa es que en esos casos tengo otra motivación que no es estar flaquita. Se trataba de ganarme una medalla, de divertirme, de subir el Avila (la montaña en Caracas) para sentirme en contacto con Dios. Me ha tocado meterme en un gimnasio a hacer pesas y es horrible. A Padrón se le ocurrió que cada vez que esta mujer está histérica agarra a la gente por la pechera. El otro día le dije a Pablo Martín: 'Aflójate papá, soy mujer. Ponte flojito para que la gente me crea que tengo fuerza'", se ríe.

-¿Y ya aprendiste a manejar armas?

"Tengo una anécdota bien simpática. Para la presentación de mi personaje me toca poner a Ana Karina Manco presa. El cuento de las esposas es un arte, tienes que tocar el huesito, la cosa rueda, es un drama. Mi esposo, para enseñarme cómo ponerlas me las puso y resulta que no tenía las llaves. Le dije: '¡Te odio! ¡No puede ser que tú me hagas esto!' Me contestó que hiciera como malandros y le contesté: '¿Cómo carrizo sé yo qué es lo que ellos hacen?' La verdad fue interesante sentir en carne propia cómo se siente una gente ahí esposada".

-¿Y no tienes que sobrevivir a una guerra de egos tan grande como la que se supone existe en Amantes de Luna Llena?

"Decir que no tenemos ego es una mentira en todo sentido. El miedo que yo pueda tener de no verme bonita habla de mi ego. Lo que pasa es que unos se dejan dominar y otros lo mantienen a raya. Tienes que dominarlo, que no te perturbe a nivel humano. No es nada más que te pongan de tercera en los créditos, sino lo que implica encontrarte con la que quitaron para ponerte a tí, ese roce tan fuerte que no vale la pena. Si fuera por trayectoria, yo pondría a Eva Moreno de primerita. Y el día que a mi me toque engalanar, espero que mis compañeros lo respeten, tal y como yo lo he respetado".

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