ENTREVISTA
Engordó varios kilos, decoloró su cabello, se vistió un poco hombruna y se sentó a ver televisión para copiar los ademanes de la líder de los círculos bolivarianos. Y todo para recrear su personaje en la novela “Cosita rica”
Estaba de vacaciones en México y una tarde recibió una llamada telefónica que le cambió los planes. Era el escritor Leonardo Padrón, quien la estaba buscando para ofrecerle un personaje en la telenovela “Cosita rica”. El asunto es que Lourdes Valera ni se lo pensó, hizo maletas, y rápidamente agarró el avión de vuelta. “Sólo me dijo que era un papel muy bonito, que era una madre trabajadora y que creía ciegamente en el proceso político que estaba viviendo el país”.
-їY cuál fue su reacción? -Imagínate... me reí mucho y dije: tiene que ser interesante. Sobre todo como actriz, porque es un personaje que no se parece nada a mí.
-Pero їcómo fue que lo construyó? -Bueno, tengo que confesar que Leonardo fue quien me ayudó. Lo primero fue el cabello. Tuve varios ayudantes para lograr el look: mi peluquero Manuel y la señora Marieta, que hizo todo el trabajo de las extensiones.
La idea era que se viera especialmente llamativo, descuidado, desordenado, mal decolorado. Luego nos centramos en el vestuario. Leonardo tenía bien claro cómo se iba a vestir el personaje: un poco hombruna, desarreglada, es decir, que diera la impresión de que no tuviera tiempo para ocuparse de esas cosas. Tuve que engordar un poquito, además, porque se me metió en la cabeza que La Chata’ lo que come es pura arepa.
Bueno, eso es lo que estamos comiendo muchos ahorita, porque Ўla carne se acabó! -їQué hay de los ademanes del personaje? No podrá negar que se parece demasiado a Lina Ron...
-Tengo que decir que “La Chata” no es Lina Ron. La evoca, sí, porque a las dos las ves vestidas muy parecido, porque sus expresiones corporales son muy semejantes. їCómo hice? Bueno, la estudié mucho, estuve pendiente de lo que hacía. El programa de Lina Ron con Fausto Malavé me lo grabé completico porque quería ver cómo movía las manos, quería llegar a esa actitud quizás un poco a la defensiva, de amedrentamiento y de soltar el grito primero que nadie sin saber si tiene razón o no... . Eso era muy importante para el personaje, pero, como te digo, “La Chata” es muchas cosas más: es una madre abnegada, una mujer ingenua que cree en un país que puede cambiar. Ahorita está ciega, o mejor, es de esas personas que no ve el mundo sino a través del cristal con que quiere verlo; pero que no le falta el respeto a nadie y hasta ahora no hace trampas. Lo más importante es el mensaje que se quiere mandar.
-їDe cuál mensaje estamos hablando? -Esta es una novela que sobre todo llama a la reflexión y a la unidad, porque, fíjate, “La Chata” es muy amiga Mamá Santa (el personaje que interpreta Tania Sarabia), a pesar de sus diferencias políticas, que las tienen y muy grandes. Pero por encima de todo, ellas son amigas. Creo que eso es en parte lo que Leonardo quiere rescatar.
Que en el camino los venezolanos perdimos algo que teníamos: la unidad. Y eso es más que lamentable, es una estupidez. їPor qué lo perdimos? Porque hubo un discurso de odio que terminó por separarnos, pero podemos ser como éramos.
-їCómo cree que ha sido la respuesta del público? -Creo que los chavistas están felices, mientras que los oligarcas se ríen... Al final lo que importa es eso: que la gente se ría, que la pase bien.
Ésta no es una telenovela agresiva per se, porque la idea no es faltarle el respeto a nadie. Por eso es que yo digo que “La Chata” no es Lina Ron. No, ésta es una mujer que va a empezar a trabajar como una burra en función de la alcaldía, aunque no sepa cómo hacerlo. A la pobre le dicen que necesita un plan de gobierno y no tiene ni la menor idea de qué es eso, pero sí sabe que quiere un mejor gobierno, que llegue el agua al cerro aunque no sabe cómo lograrlo, que desea que no existan malandros aunque tenga a un hijo que roba... y que no sabe, sobre todo, en qué parte de la administración se roban los reales.
-Lo está disfrutando...
-Muchísimo, te lo juro. El fin de semana pasado me fui a México y una señora venezolana se me acercó para meterse conmigo, pero en tono de broma.
Eso es lo mejor: la gente se está tomando esto como deber ser, con risa, y al mismo tiempo puede reflexionar acerca de los problemas del país.
Lo más lamentable de este proceso es eso: la pérdida del cariño. •
“El programa de Lina Ron con Fausto Malavé me lo grabé completico porque quería ver cómo movía ella las manos, quería llegar a esa actitud quizás un poco a la defensiva, de amedrentamiento”